Abraham y la justificación por la fe (Parte 2)
Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia. Romanos 4:19-22.
Desde aquella primera promesa de Génesis 15, hasta el episodio al cual hace referencia nuestro texto de hoy, pasaron más de veinte años. Más de dos décadas esperando que Dios cumpliera su promesa de darle un hijo, y aparentemente esa promesa habría fallado: Abraham tenía casi cien años y, para colmo, su esposa, Sara, era estéril. No había posibilidad humana de que Abraham llegara, por fin, a ser padre del hijo de la promesa.
Abraham podría haber dudado, podría haber presentado todas las objeciones lógicas, científicas y basadas en el sentido común para sentir que nunca se cumpliría esa promesa. Pero nuestro texto nos dice que, lejos de eso, “no se debilitó en la fe”, “tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”.
Esta es la misma fe que te puede capacitar para recibir las bendiciones de Dios. No es que Dios ponga la fe como una condición arbitraria para amarte, bendecirte y salvarte, sino que si no confías en Dios, si no crees en él y en su palabra, te incapacitas para percibir a Dios en tu vida e impides que él haga su obra en ti. Dios te dice que te ama, que estás perdonado, que estás justificado y salvado, pero si tú no crees todo esto es en vano: no puedes disfrutar de los favores de Dios, que ya son tuyos y están a tu disposición. Por eso, decide hoy abandonar tu incredulidad y tu desconfianza. Reúne en tu mente las evidencias del amor de Dios que se encuentran en la Biblia, en el mundo natural y en tu propia historia, y descansa en tu Dios salvador.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido”
Por: Pablo Claverie
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