El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día, el Ángel que me liberta de todo mal… Génesis 48:15, 16.

Es imposible que no sufras en esta vida. Estás en un planeta caído, en rebelión. Lo quieras o no, por más que trates de evitarlo, los efectos del pecado te acompañan a cada paso de tu existencia. Por más que te rebeles y protestes, sabes que tu vida ha estado matizada de alegrías y tristezas, y lo seguirá estando hasta que Jesús regrese a buscarnos para llevarnos al verdadero hogar, el celestial.

El gran tema de la vida no es arreglárnoslas para huir del sufrimiento, aun cuando debemos hacer nuestra parte para evitar el dolor todo lo que podamos, y aliviar el de otros. El asunto decisivo es cómo sufrirás, con qué actitud lo harás; y, lo más importante: con quién sufrirás; si solo o acompañado por Dios.

Aun cuando Jacob había hablado al faraón con cierta amargura de alma por los días malos que tuvo que pasar (ver Gen. 47:9), sin embargo, al cerrar su historia terrenal pudo decir que, en medio de todos sus pesares, hubo Uno que fue el compañero constante de su existencia, y que sostuvo su corazón y su espíritu, para no sucumbir en medio de sus sufrimientos. Y no solo eso, también lo fue librando una y otra vez de todos sus infortunios. Los permitió por un tiempo, pero supo ponerle límites y liberarlo: “El Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día, el ángel que me liberta de todo mal”.

De igual modo, confía hoy en Dios, él está contigo. Sostendrá tu espíritu, te dará fuerzas y te hará salir adelante, no importa por qué situación estés pasando. Y no te dejará estancado para siempre en ella. Hay liberación también para ti, en esta vida, de todos tus dolores. Y, sobre todo, pronto llegará la gran liberación final de todo mal y todo sufrimiento. Prepárate para ese día glorioso. Mientras tanto, únete al profeta Samuel para recordar que “hasta aquí nos ayudó Jehová” (1 Sam. 7:12). Y lo seguirá haciendo hasta que Jesús regrese a buscarnos.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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