Tu vida en línea
“Dios habrá de pedimos cuentas de todos nuestros actos, sean buenos o malos, y aunque los hayamos hecho en secreto (Eclesiastés 12: 14).
Hace ya un tiempo que se difundió por la Red un video filmado en Bruselas, Bélgica. Un grupo de personas montó una carpa en una de las zonas más concurridas de la ciudad, luego invitaron, al azar, a varios transeúntes a entrar en la carpa, para “leerles la mente”. Dentro de la carpa se encontraban con un personaje vestido de blanco llamado Dave, que tras saludarlos procedía a “leerles la mente”.
A una de las participantes le dijo a qué universidad había asistido, a otra le dijo que tenía dos mariposas tatuadas en la espalda, y a un joven le dijo que tenía una motocicleta color naranja. A medida que la entrevista avanzaba, las “lecturas” se hacían más y más personales. Les decía el nombre de su mejor amigo (a), con quién estaban saliendo (¡una participante salía con cuatro a la vez!), que enfermedades habían padecido; pero Dave solo estaba calentando motores… Luego les dijo cuál era la situación financiera de cada uno de ellos, las deudas de tarjetas de crédito que tenían, sus balances negativos, cuánto habían gastado el mes anterior y en qué lo habían gastado.
¿Cuál era el secreto? ¿Cómo podía Dave saber tanto sobre aquella gente? En un momento de la sesión, cuando ya los participantes no podían creer lo que presenciaban, se descorría el telón que había detrás de Dave y quedó al descubierto un grupo de personas con computadoras y enormes pantallas que contenían toda la información de los participantes. ¡Los especialistas buscaban la información en Internet y la transmitían a Dave a través de un auricular inalámbrico! Luego de unos segundos, para que pasara el choque producido, apareció un mensaje en la pantalla principal que decía: “Tu información está en línea, y puede usarse en tu contra. Ten cuidado”.
Si un simple clarividente callejero, con la ayuda de la informática, puede descubrir tus más oscuros secretos, ¿habrá algo oculto a la vista del Dios del cielo? Salomón dice que un día todo tendremos que rendir cuentas aun de las cosas que hayamos hecho en secreto. ¿Qué podemos hacer frente a semejante desafío? Encomendarnos en las manos de nuestro abogado “que es Jesucristo, y él es justo” (l juan 2: l).
#JesúsmiAbogado
#CuidaTiInformación
Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2016
“Visita mi Muro, 366 Mensajes que Inspiran”
Por: J. Vladimir Polanco
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